Bitcoin, izquierda y derecha

“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral.”¹

José Ortega y Gasset. 1937

A menudo se asocia Bitcoin con movimientos libertarios que, conforme a la caduca dogmática actual, se ubican en la denominada “derecha” del espectro político. No podemos desconocer que en la disyuntiva de elegir entre más (izquierda) o menos (derecha) intervención estatal/pública, la segunda opción es mayoritaria entre el mundo bitcoiner. Pero no es menos cierto que la actual derecha por momentos es, al menos, igual de estatista² que la izquierda. No es de extrañar ver partidos de “derecha” que cuando llegan al poder suben los impuestos³, o incrementan la deuda pública⁴, y a socialistas de “izquierda” que dirigen masivas privatizaciones de recursos públicos⁵.

Hoy en día, la opción entre izquierda y derecha es algo que obedece a preferencias de carácter estético más que otra cosa, sin mucha consecuencia práctica, pero incluso pretende trasladarse el debate al ámbito de las “criptomonedas”⁶. Personalmente, creo que muchos bitcoiners están vacunados contra la hemiplejía orteguiana que citamos al principio de este artículo, pero entre los que la sufren todavía parece mayoritaria la opción diestra, despreciando en muchas ocasiones a los zurdos, pero lo cierto, según se desprende de este artículo y el estudio al que se hace referencia⁷, el 52 por ciento de la comunidad criptográfica se considera de derecha y el 45 por ciento se identifica como de izquierda, de forma que si bien las ideologías de la derecha parecen constituir la mayoría, no es una mayoría tan amplia como cabría esperar, y no faltan quienes intentan enfocar el fenómeno desde parámetros de la izquierda⁸ y poco a poco el debate va enriqueciéndose⁹.

Así, por ejemplo, la activista, defensora de los derechos humanos y principal organizadora de la Africa Bitcoin Conference¹⁰, Farida Nabourema¹¹, no entiende por qué los izquierdistas en general condenan o ignoran Bitcoin¹² y considera que “Una herramienta que es capaz de permitir que las personas construyan y accedan a la riqueza independientemente de las instituciones de control puede verse como un proyecto de izquierda… Como activista que cree que a los ciudadanos se les debe pagar en monedas que realmente valoren su vida y sus sacrificios, Bitcoin es una revolución popular… Tenemos que estar en una posición donde las personas puedan reclamar su libertad, donde sus vidas no estén controladas por autoridades que puedan confiscar su libertad en cualquier momento sin consecuencias. Poco a poco nos estamos acercando a este objetivo con Bitcoin”. En este sentido, como explico en este artículo¹³, Bitcoin nos acerca a una propiedad que pasa de ser un derecho otorgado por el Estado a una Libertad conquistada por el pueblo, algo que se sitúa por encima del debate izquierda vs derecha. Y esta libertad conquistada, como explica Nabourema, abre las puertas a una “colaboración global pacífica”. Mark Alizart va incluso más alla y considera que Bitcoin propiciará el advenimiento de lo que llama el “Criptocomunismo”¹⁴.

Bitcoin puede contribuir a superar este turnismo¹⁵ cínico de la dicotomía maniquea izquierda-derecha que llevamos soportando ya mucho tiempo. Sucede que, generalmente, la gente que se considera de izquierda rápidamente ubican a quienes niegan o intentan superar esta disyuntiva como fascista, capitalista, o cualquiera de esas trasnochadas etiquetas.

Y para superar este engañabobos, se ha de hacer notar que Bitcoin puede servir tanto a posiciones “de izquierda” como a las “de derecha”. Si admitiéramos, por ejemplo, que el aumento de los impuestos es algo propio de la izquierda, hay que destacar que Bitcoin no se opone a que los impuestos suban. Bitcoin puede afectar a la forma en que se recaudan los impuestos, como sucede con cualquier avance tecnológico, pero no se opone a que el porcentaje del IRPF esté en este o aquel nivel. De igual forma, tampoco se opone a una política fiscal expansiva, es decir, a que Estado gaste más o menos, pero eso sí, no podrá hacerlo dándole a la maquinita de imprimir billetes, medida que, como vemos, es acogida por casi todos los estados, al margen del color con el que los políticos vendan su moto.

Bitcoin es una tecnología que, como tal, podríamos decir que es políticamente neutra, y puede servir a opciones que se sitúan a uno y otro lado del espectro político convencional. Lo que Bitcoin posibilita es que cambien los incentivos del sistema monetario con el que intercambiamos valor. Como indica Jeff Booth¹⁶ en este vídeo¹⁷, el actual sistema monetario, basado en el crédito y la inflación, incentiva el robo, aun cuando algunos de los agentes que intervengan no sean conscientes de ello. Nos dice Jeff que nuestro marco mental al hablar de conceptos como democracia, capitalismo, comunismo o libertarismo, los esquemas propios de las democracias liberales occidentales, son en realidad incorrectos, porque nunca hemos tenido una seguridad descentralizada¹⁸ y esos erróneos esquemas caminan inexorablemente hacia una tiranía que restringe nuestras libertades y derechos individuales. Esa equivocación del marco conceptual al que hace referencia Jeff también afecta al debate izquierda/derecha. No en vano, como ponen de manifiesto Lord William Rees-Mogg y James Dale Davison¹⁹, “la democracia floreció como gemelo fraternal del comunismo precisamente porque facilitó el control sin trabas de los recursos por parte del Estado… La diferencia fue que el estado de bienestar democrático puso aún más recursos en manos del estado que los sistemas socialistas estatales… desde una perspectiva megapolítica, como es más probable que se vean desde la perspectiva de la era de la información, los dos sistemas [democracia y comunismo] tenían más en común de lo que se podría sospechar… la democracia era superior al socialismo de Estado como receta para enriquecer al Estado…”

Todos los que, al margen del sabor político que pongan a su escritorio, vislumbren la ineficiencia a la hora de repartir y asignar recursos del sistema economico-poltico actual, soportado sobre una perenne expansión cuantitativa del dinero fiduciario, debe al menos intentar comprender las posibilidades que Bitcoin ofrece, y muchas personas “de izquierda” compartirán esta inquietud.

Bitcoin nos permite pensar en iniciar un camino hacia un mundo en que esos incentivos al robo vayan desvaneciéndose, o al menos no sean de la envergadura que hoy tenemos que padecer. En definitiva: no es necesario ser un “anarcocapitalista libertario” para ver las cualidades de Bitcoin, y a los “socialcomunitas” también puede venirles bien, así como a las personas que se sitúen entre medias, es decir: a “todas”, “todos” e incluso “todes” ;-).